Nuevamente surge el debate al estar a la espera de la aprobación de la nueva ley de aborto. Esta ley contempla la posibilidad de que niñas de entre dieciséis y diecisiete años puedan decidir libremente el aborto sin la autorización paterna, a pesar de la existencia de una firme oposición al aborto, ya que los jóvenes a esa edad no poseen la madurez suficiente como para decidir el destino de una nueva vida.
A estas edades no se puede participar en las votaciones electorales, ni tampoco consumir bebidas alcohólicas o tabaco, etc., sin embargo, con la aprobación de esta nueva ley si se podría adquirir la “píldora del día después”.
Esta interrupción del embarazo voluntaria, siempre antes de las 20 semanas de gestación, es una decisión realmente dura y muy difícil de superar a edades tan tempranas. No obstante, las sociedades modernas aprueban este proceso si existe un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada, o si el feto sufre malformaciones congénitas o enfermedades. Por otra parte, resulta inmoral pretender que las jóvenes embarazadas de 16 años puedan decidir libremente el aborto sin necesidad del permiso paterno. La mejor forma de contrarrestar al aborto es con la prevención basada en la educación sobre salud sexual, para que las personas actúen con responsabilidad y eviten los embarazos no deseados.
En conclusión, a pesar de la polémica que rodea a este tema, la aprobación o no del aborto siempre dependerá de la situación vivida por la persona, ya que toda mujer tiene el derecho de tomar su propia decisión, siempre y cuando sea consciente de sus actos y tenga la madurez necesaria para poder decidir sobre su maternidad.
jueves, 15 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy bien, Pilar.
ResponderEliminar